Bienvenido sea el que viaja al Cielo y vive en la Tierra

lunes, 4 de julio de 2011

Horas de riqueza.

V es nómada. V es una transeúnte, una más. V no desgasta lugares. V no dice adiós, V es de hasta luegos.
Lobo solitario, egoísta al público. Soñadora en la cuarta o quinta dimensión de Omega. Tapa heridas con jirones de su propia piel. Lógica aplastante pugna con la locura desorbitada. La seguridad del apatismo pugna con la carga de las sensaciones. Muere en paz, V. Muere...

Renace otro día, sin pluma de fénix.

Se pregunta ofuscada si como antaño, debiera estar encerrada. No arriesgarse más al abandono. Un fragmento de la dualidad de la vida que no quiso volver a pisar. Frunce el ceño, tirando de las cadenas, si fue buena idea sentir. Dejó la misantropía, huellas de un cobarde pasado, para formar parte de una constelación.

Muere, V, muere...Habla en 3º persona intentando creer que es un cuento, y no una anécdota. Ficticio y no real.

Perdió el primer juicio, exilió del Valhalla, recorrió el sendero amargo. Sobrevivió con Polvo Estelar en los bolsillos. Parece que hoy el cargamento ha agotado. Volvió amar y a dejarse amar. Se sentía orgullosa porque era libre. Planificó en vano regalos y viajes en conjunto. Planificación rota, la única que ella no destrozó.

V está estática. V no ha disfrutado del pleno sol en la cara. V ha desgastado el lugar de su cama. V ha dicho adiós. Aguantaría un suicidio físico, pero no un suicidio mental. Muere en paz, V.

Y V dijo Adiós.

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