Bienvenido sea el que viaja al Cielo y vive en la Tierra

sábado, 22 de diciembre de 2012

Animal de Costumbres.

Animal de costumbres. Somos animal de costumbres. Nos acostumbramos a horarios, a fechas, a actividades, a personas. Muchas cosas. Me da pereza citarlas. Os hacéis una idea. En fin. Al menos, puedes des-acostumbrarte. Y funciona. Como una máquina. Algo así. Clic. Y adiós horarios, fechas. Vaguear en el sofá. Personas. Claro, que, des-acostumbrarse no es más que acostumbrarse a otras cosas. Simple selección. Una habitación vacía, una cama hecha. Un eres veneno corriendo por mis venas de Alice Cooper. Algo así. Reemplazo. De cosas, tiempo, pasatiempos. Personas. Clic. C-L-I-C.

lunes, 10 de diciembre de 2012

Capricho III

Sueño Lúcido.
Esta mañana he sufrido nuevamente ataques de ansiedad. Como he podido observar, soy más dada a experimentar sueños lúcidos cuando padezco crisis respiratorias. Esta vez han sido dos sueños sin ninguna relación los que he vislumbrado. El primero, consciente. El segundo, con simbología. Han tenido en común la nitidez y la capacidad de recordar pensamientos o conversaciones.
Los relataré como curiosidad, no hay mucho que narrar realmente.

Me encontraba en mi habitación cuando sonó una música en mi cabeza. Los acordes de una guitarra, bastante simples, y sin muchos cambios, iban acompañados de una flauta. A continuación un tambor que se unía con un ritmo lento "pom, pom, pom". Una pequeña pausa, violines que ascendían en sonido. Los instrumentos cesan y dejan el protagonismo a un violonchelo. Se integra un oboe, no sabría describirlo, pero era maravilloso. A este punto, yo me encuentro confusa. Dentro del sueño pienso "Estás creando música, la estás oyendo en tu cabeza. Está surgiendo. ¿Pero estás segura? es difícil inventar en un sueño. Escucha atentamente, ¿has oído esta melodía antes? -analizo la música- No, es la primera vez que la oigo."
Prosigue la música, todos los instrumentos anteriores se unen e interpretan. Tal vez el fin lo marcara un piano. Despierto, pero sigo dormida. "¿Karen, recuerdas la melodía? Sí." Es más, la música suena en cada recoveco de mi mente. Me fijo en la pared. Hay sombras danzando. Me asusto. 
"Karen, el principio de la esquizofrenia es oír música que en realidad no suena. Quiero escribirla. Pero no sé música teórica. No sé escribir en un pentagrama" 

Del segundo sueño sólo quiero destacar lo que he considerado símbolo. Una mujer estaba atada a un hombre por cadenas. El hombre planeaba matarla para así deshacerse de ella. Yo lloraba, ante el posible desenlace "Eres valiente. Haz algo. No es tu naturaleza quedarte quieta ante un acto así" Le arrebaté al hombre la sierra y con ella corté las cadenas mientras imploraba "¡No la mates! ¡No la mates!" Los dos quedaron libres y la mujer pudo vivir.
Al final del sueño (porque estoy omitiéndolo casi todo), contemplé mis muñecas. Tenían dos cortes que sangraban. Aparece entonces Arturo gritando a S. "¡La estás destrozando! ¡No la mates! ¡No la mates!"
Palabras que yo, había pronunciado al principio del sueño.

En fin, supongo que esta entrada es pura terapia. El lector probablemente poco tenga que entender. 
El violonchelo y el oboe como parejas en una danza de notas. Los acordes eran nuestros acordes.
 


"Karen, ¿qué instrumento estudiarías si pudieras?
"¿Yo? Probablemente, el oboe".



viernes, 7 de diciembre de 2012

Ciudad d(sin)e Amor.

Hoy me apetecería estar aunque suene típico en París. Sobre el mediodía, las horas en las que más pega el Sol, estampado en un cielo sin nubes y de un profundo color azul que me gustan a mí. Podría estar en la isleta del río Sena tomando el aire o pensando en cosas inútiles por el simple hecho de que me lo puedo permitir... Dedicarme a toda la mañana a ello. Contemplarlo y ser feliz.

Podría también ir a conversar con las gárgolas de Notre Dâme. A molestarlas en su hora de la siesta y plantearles enigmas. Son muy soberbias. No aceptarán una derrota.

Recorrer el Pont des Arts, analizando mentalmente mis obras favoritas. Empezaría por las pictóricas y acabaría por las arquitectónicas. Pensaría en las ventanas de Santa Sofía y del juego de luces según la posición del Sol. Podría acordarme de aquella personita que menospreciaba las cúpulas mientras yo discrepaba.

Acabar en cualquier lugar, no importa dónde, y un señor del este toca animadamente un acordeón. Iría a alcanzar una moneda, pero lo único suelto es mi moneda con la cara de Mozart grabada que me trajeron desde Viena la cual guardé como un tesoro en un joyero de conchas y caracolas hasta que un día a mi hermana se le antojó unas chucherías y lo gastó sin permiso




C'est la vie



lunes, 26 de noviembre de 2012

Améliezados.

Cuánto daño nos hacen las películas y la música. Es un hecho. En concreto quería reseñar a "Amélie", con su desbordante teoría de que las casualidades mueven el mundo. ¿O es a nosotros? Por un gesto, por un idiota gesto como un engranaje en las entrañas de un reloj. El amor predestinado, el te miro y se para el planeta, la galaxia, el universo.

Si las líneas anteriores hubieran sido escritas en un folio, las hubiera usado de papel higiénico.

Estamos Améliezados. Vivimos esperando un no-sé-qué que llegue a nosotros por arte de magia y nos embelese, que nos ilumine el día para levantarnos con una sonrisa cada mañana y el café no nos sepa tan amargo, los cigarrillos no se acumulen en el cenicero, la cama no se nos antoje tan vacía, los cuadernos se llenen de poesía, y ¡Oh, tú, estás ahí! rezagado, en mi pensamiento, en mis redes corporales. En la música, en los libros, en las historias, en los sueños, en la creación humana y en la naturaleza.

Puta mierda.

Llegará el momento en que te des de bruces con la realidad y te desprendas sacudiéndote el polvo Améliezado. Enhorabuena. Ya eres un Perro Cínico.

Tal que así.




Amo a S. Me encanta cómo desliza los dedos en el manillar de la moto. El estiramiento de dedos sobre el manillar, uno por uno, con suavidad, como si pudiera crear un arte a partir de ello. Adoro su lunar al lado de la oreja, casi oculto, como punto de constelación. Amo los acordes que toca con suma perfección y el soneto que me escribió. Me encanta su perfil grecorromano, recortado en cualquier paisaje. Su manera de comer, tan delicado, tan educado. La forma en la que me mira adivinando una sonrisa.Me encanta cuando suena Hotel California mientras pienso en él. No sé, hace como si todo fuera posible en esta vida. Ya sabes, Todo.

-Cara ojerosa-

Odio a S. Odio cómo mueve los dedos en el manillar de la moto. Me repele su lunar. Odio los acordes y el soneto que me escribió. Detesto su nariz, su boca, y cómo come. La forma en la que me mira con cara de atontado -suena Hotel California- ¡Joder! ¡Odio esta canción!
.

sábado, 24 de noviembre de 2012

Un bel dì, vedremo.

Y que nadie duerma.



Un bello día veremos
levantarse un hilo de humo
en el extremo confín del mar.
Y después aparece la nave.
Y después la nave es blanca.
Entra en el puerto, truena su saludo.
¿Ves? ¡Ha venido!
Yo no voy a buscarlo, yo no.
Me pongo ahí, en lo alto de la colina
y espero, espero mucho tiempo.
Y no me importa la larga espera.
Y, salido de entre la multitud de la ciudad,
un hombre, un pequeño punto,
sube por la colina.
¿Quién será?, ¿quién será?
Y cuando esté aquí,
¿qué dirá?, ¿qué dirá?
Llamará: - Butterfly- desde lo lejos;
yo sin responder.
Estaré escondida.
Un poco por bromear,
y un poco por no morir
al primer encuentro.
Y él, un poco ansioso,
llamará, llamará;
“Pequeñita, mi pequeña esposa, perfume de verbena”,
los nombres que solía llamarme.
Todo esto sucederá,
te lo prometo.
Guárdate tus temores,
¡yo con segura fe lo espero!"

jueves, 22 de noviembre de 2012

Incisión

Una persona comentó que mi entrada "Semblante de Muerte" contenía bases comunistas. Quiero aclarar que no soy comunista. Soy nada. No me ubico en ninguna ideología. Mi explicación va a ser torpe.
No me inspira confianza ningún sistema político. La Democracia que conocemos no la interpreto como el gobierno del pueblo. Sólo se nos permite decidir el Cerdo que nos gobierna. Una Democracia sólo sería plena mediante el voto directo, lo cual, nos han dado a entender, es imposible.
¿Qué ocurre si el Cerdo no obra según los intereses del pueblo?

En la entrada "Semblante de Muerte" quería señalar (criticar más bien) los recortes que se están produciendo en España, más en concreto los de sanidad. Los de educación tampoco es que me tengan contenta precisamente.
Continuando con el siguiente capítulo, "Tinteros de Sangre", no puedo negar que haya una lucha, pero no se trata de una lucha de clases, se trata de una lucha de gobernantes y gobernados.

De momento no soy lo suficiente sabia para construir un gobierno que me identifique.
Algún día, quién sabe.

miércoles, 14 de noviembre de 2012

Tinteros de Sangre.


 Un ser querido.

Ese era el motivo que nos unía a mi compañero doctor y a mí. Al finalizar su relato, le ofrecí un cigarrillo y le acompañé en caladas. Me gustaba la compañía de aquel hombre. Era como asomarse al ojo de un pozo. Profundo y sereno. Marcos, el doctor, parecía ser la prueba cantante y danzante, la personificación echa carne de la más absoluta esperanza humana. Y la esperanza, hay que llevarla cosida a la piel.

Oímos gritos fuera del campamento. Marcos y yo nos sobresaltamos.
-¿Qué ocurre?- Agarro del brazo a un soldado que pasaba corriendo por allí.
-¡Son la Resistencia, nos atacan! -sigue su rumbo.
Dirijo la mirada a Marcos.
-Lo que te decía, V. Ese maldito de Steel Panther no sabría decir ni de qué color es la mierda. -Hubiese reído gustosa en otra ocasión.
Déborah y Nicholai vienen a mi encuentro.
-¡Madre, Madre! ¡La guerra nos ha alcanzado! -Me abraza asustada.
Nicholai mantenía su facción rígida e inmutable. Yo me sentí petrificada. ¿Qué iba a hacer ahora? ¿Luchar contra la Resistencia? ¿Blandir armas contra el bando que defendía la libertad? 

No tuve mucho tiempo para pensar, una explosión cegadora nos hizo rodar por el suelo. Tosí. Noté como unos brazos cargaban conmigo. Marcos me alzaba. Perdí de vista a Déborah y a Nicholai. Me sentía muy confusa. Mi mente era incapaz de seguir el ritmo enérgico de los hechos. En una vieja radio sonaba It must be Love. Noté cómo mis ojos se llenaban de lágrimas.
Marcos me depositó suavemente en el suelo, refugiados detrás de una nave.
-¡No puedes venirte abajo, V! ¡Debemos sobrevivir! ¡Debemos salvarlos!
-No...No...-susurré- No... no quiero matar... - Labi Siffre sigue cantando, aquel negro y su guitarra, As soon as I wake up, every night, every day, I know it's that you I need to take the blues away.
Marcos introduce la mano dentro de mi cinto y extrajo una pequeña pistola. Me arrastró por el fuego enemigo, vimos a nuestros compañeros caer. La Resistencia tomaba más peso en aquel juego. No había nada que hacer. Tal vez, huir. Usted no se imagina. Para ello, tendría que estar en primera persona. Los que allí daban su vida eran muchachos. Los soldados, apenas dos días eran niños que jugaban y eran arropados por sus madres por la noche. Entre el humo distinguí a Déborah y a Nicholai agarrados de la mano. Le indico a Marcos. Me precipito a los droides y les ordeno que activen el campo electromagnético. Aún siendo dos, no duraría largo rato.
-¡Marcos, el campo desaparecerá en poco! -no podía permitirme remolonear con las palabras- ¡Mi nave está oculta en la selva tras la colina!

La Resistencia nos atacaba perpleja. Era la primera vez que veían un campo electromagnético que no procedía de una nave o vehículo. Cada rayo láser, cada descarga eléctrica, cada dardo o bala, chocaba contra el campo, le causaba ondulaciones como una piedra en el agua que nos hacían contener el aliento, el sonido de los impactos como cientos de pájaros piando al unísono, las pequeñas pero luminosas explosiones como choques de supernovas a menos escala. Los jóvenes cadáveres se despedían de la vida regando la tierra, desmembrados. Algunos la dejaban con ira, otros con ojos lacrimosos. Me pregunté por la historia de aquellos que eternamente yacerían allí alimentando la hierba y el musgo. ¿Habían sido engañados con promesas falsas, habían sido presionados mediante un chantaje? ¿Habían luchado por la ISS o habían luchado por ellos mismos? ¿Ira de supervivencia o lágrimas de terror contenido?  Vosotros, los sin nombre, los apenas un número en una placa, los "Unas insignificantes bajas", vosotros, ¿qué os hubiera deparado el futuro? ¿Teníais sueños y esperanzas? ¿Llorábais u os lloraban la ausencia? Ya, nunca más.
Y mientras, un puñado en los pedestales más altos, mofándose y enriqueciéndose. Pisoteando con botas de hierro y barro la Libertad, La Justicia, la Vida. Enfrentando y dividiendo un pueblo a merced de sus intereses y caprichos. Firmando Tratados y Convenios con plumas de aguja y tinteros de sangre. Mientras, las plantillas, debatiéndose con sus propios hermanos. Derramándose por las mismas tierras y los mismos rechazos. ¿Es que no se daban cuenta? ¡Hemos sido manipulados! ¡Sus hilos nos atan las extremidades¡ ¡Resistencia, somos Seres como vosotros! ¡Compartimos el mismo hilo!
Avanzamos colina abajo. Di una última mirada al paraje en llamas. Un círculo aprisionaba a Steel Panther. Sentí regocijo malsano y corrupto. Tragué saliva. Ni siquiera merecía que escupiese al suelo. Tu muerte no valía tantas vidas, hijo de puta. La doble moral en aquel momento no hizo acto de presencia.

-Capitán, han escapado cuatro dirección colina abajo. ¿Los perseguimos?
-No es necesario. Tenemos a este hijo de perra-le raja la cara con un cuchillo
-Pero Capitán, ¿cómo es posible? ¿Usted lo vio? Era un campo electromagnético en tierra firme y sin maquinaria
El Capitán observaba satisfecho a Steel Panther proclamándolo como mascota de torturas
-Tranquilo, esta señorita llorona y quejica nos lo contará todo antes de que despierte el alba. Por cierto, preciosa la nueva L que te adorna la cara.
El subordinado no cuestionó más. Era bien conocida la superior inteligencia del Capitán. En su cabeza ya se podía divisar el dibujo del puzzle. Sus decisiones tenían, siempre, una razón de ser.

El Teniente se sobrecogió. ¿Qué hubiese ocurrido si el maquiavélico Lamba hubiera escogido el bando contrario?



sábado, 3 de noviembre de 2012

Perro Semihundido.


Era de madrugada. Me encontraba al filo del sueño cuando un aullido que quebró la noche me sobresaltó. Agudicé mis sentidos, me levanté de la cama y agarré los barrotes de mi ventana para captar con mayor atención de qué se trataba.

Parecía un perro que medio-lloraba-medio-cantaba un blues, que imperiosamente sonaba por todo el barrio. Tuve la sensación, tal vez me equivoque, ¿sólo yo le oía?

Anoche en un sueño, desperté entre perros.

Tuve la certeza. Era el fantasma del Perro Semihundido.


viernes, 2 de noviembre de 2012

Cállate, Nietzsche.


Qué es más fuerte, el amor o el rencor?
¿Es el amor el mayor atentado a la individualidad? En el preciso instante que decimos "dependo de ti".
Cariño, me pides que cambie. ¿De verdad piensas que esto es amarme?

Amor mío, me desprendo de mi identidad. Sí, mi identidad. Mi nombre y mis apellidos, el número del DNI y todas esas falacias y documentos que dicen que ésa soy Yo.
Quiero ser uno contigo, un andrógino. Rodar por las colinas con nuestros cuatro brazos y cuatro piernas.

Y me acostumbré a adaptarme a las situaciones que olvidé adaptarme a las personas.

Caballos en el Infierno.


Soñé que moría e iba al Cielo (qué cosas, soy atea). Mi visión del Cielo es una torre en una costa tranquila y cálida. Dentro de la torre, varias personas jugaban conmigo a interpretar un rol, estábamos vestidos de diferentes personajes fantásticos. Estábamos haciendo un juego con una carta, que se cayó por una ventana arrastrada por el viento. Me asomé, y la hice levitar hasta mis manos sólo con pensarlo.

De súbito, me hablan mis compañeros (de rol) : Acabas de hacer algo que estaba prohibido.

Yo: ¿El qué?

No me lo dijeron, y ni siquiera se te advertía qué estaba prohibido. El caso es que intuí que no estuvo bien hacer levitar la carta y que "mi magia" estaba censurada.


En la siguiente escena veo un carro negro llevados por los dos caballos con los que solía jugar en aquella playa. Dos caballos marrón oscuro, fuertes y nobles. Un señor viejo y vestido de rojo manipula las riendas. Me monto en el carro y noto como descendemos, y el paisaje se transforma en negro, oscuro, gris, ceniciento. El hombre de rojo ríe estridentemente.


Aterrizamos en el infierno, o lo que se supone que es el infierno. Contemplo mi alrededor. No es lo que esperaba. No había tortura, ni dolor. Sólo que las personas estaban putrefactas, algunas casi en los huesos. Pero no estaba tan mal, tenían hasta sus conciertos. Vuelvo la vista hacia el carro. El hombre desaparece pero mis caballos continúan allí. Los miro. Estaban en descomposición. Murieron hacía muchos años. Empiezo a entenderlo. El castigo del infierno es volver a sufrir los estragos del tiempo. En el Cielo estás muerto, pero no lo parece. No te inmutas. 

En el infierno cada día compruebas como tu cuerpo se hace polvo, desaparecen tus carnes, los músculos... Es saber cada día que estás muerto. Una segunda vejez más aterradora. 
Me miro las manos. Aún siguen bien. Siento pánico.
Me monto en uno de mis caballos-muertos , y lo único que recuerdo es que pensé que no sabía quién era Dios, pero que era muy injusto al condenar conmigo dos animales que eran inocentes.

¿Quién es Dios?

sábado, 27 de octubre de 2012

Semblante de Muerte

De nuevo en el campamento, alcancé el diario en el que escribo desde la marcha de mi hermano. Otra noche en el que el perturbador sueño me visita. Han pasado ya cinco años. Busqué una página en particular y la leí concienzudamente.
"Hace un mes que Álvaro se fue de casa. Papá y mamá me dicen que le han concedido una beca en Suiza y que se ha ido a estudiar allí, pero yo no me lo trago. He empezado a padecer terror nocturno. Por las noches tengo un extraño sueño que no me deja descansar. Me aterra la idea  de dormirme. Llevo cincuenta y dos horas en pie y el café se está acabando...".
Seis meses después. "Ayer pregunté a mis padres cuánto tiempo más estaríamos sin ver a Álvaro. Dicen que en sus cartas recalca que está muy ocupado con los trabajos y proyectos que gracias a Dios tiene la oportunidad de hacer. ¿Es que soy la única que le echa de menos o qué?"
Un año después. "Me estoy matando a estudiar, pero no importa. Tengo que comprender con claridad los planos que encontré en el cuarto de mi hermano. Creo que tienen la respuesta. En ocasiones me siento observada en la casa. Es como si fuera la protagonista de mi propio Show."
"Mañana cumplo diecisiete. Es increíble que hayan transcurrido tres años. Algunos compañeros de clase me han preguntado si quería celebrarlo, pero tengo algo importante que hacer. He fabricado un pequeño satélite. Una serie de ondas está acosando la casa y no provienen de ningún satélite oficial. Nos espían y no sé por qué".

Dejé de leer y lancé con todas mis fuerzas el diario frustrada al suelo.  

-Compañera, ¿se encuentra bien? Esta noche la veo ansiosa. Usted suele presentar un actitud de hielo.-Me devuelve el diario.
 -El cirujano principal, ¿me equivoco?
-En absoluto. Dígame, ¿qué es lo que hay escrito en ese endemoniado libro que  tanto le molesta?
-Lo  escribió una niña que dejó de existir. -Nos hicimos  compañía largo rato en silencio.                     
-Usted no luce como los demás oficiales. -Me observa detenidamente -Usted se encuentra aquí coaccionada, al igual que un servidor. Noto sus miradas despectivas a Steel Panther. Respiro todas sus muecas. Ese energúmeno se contonea como un pavo real, pero no encuentro en su mirada el Semblante de Muerte.
-¿Semblante de Muerte?
-En efecto. Déjeme explicar. Toda persona próxima a la muerte queda marcada con el Semblante de Muerte. Para mi desgracia, como condición de médico, he tenido la desagradable experiencia de ver y reconocer dicha expresión. Por pocos segundos, queda al descubierta la naturaleza del ser humano. La visión más cristalina -Se frota el rostro- En definitiva, aquel hombre es un falso.

Conecté inmediatamente con mi receptor y sentí aprecio y admiración ante sus palabras.

<<Yo era un cirujano de sobrenombre. Tenía mi clínica privada, ganaba mucho dinero. Por entonces, aún no se había encontrado la cura al cáncer y mi mujer cayó enferma. No respondía a la quimioterapia y falleció. Sufrí una crisis de identidad, de posición. Crecí en una familia adinerada. Se me educó con la idea de que debía estudiar en la universidad, convertirme en un hombre de provecho, concentrar más dinero del que podía gastar. La vida me había dejado grandes cantidades de capital que finalmente no me servían para tapar un vacío demasiado grande. Si le digo la verdad, no hubiera seguido adelante si no fuera por mi hija, Clara. Tal vez lo hubiese perdido todo en apuestas o despertándome ebrio en cualquier acera. De esta manera, a los cuarenta años, empecé a valorar que aparte de tener prestigio, una buena casa, un buen coche, salvaba vidas. Cerré la clínica y construí un hospital público. Cuando la crisis mundial empeoró, la sanidad dejó de ser pública. Usted es demasiado joven para conocerlo. Unos años después Ellos me asaltaron, se quedaron con el hospital y capturaron a mi hija...>>

lunes, 22 de octubre de 2012

XVI. La Rana y el Escorpión

"Prefiero sufrir una injusticia a cometerla"

-Pásame la cicuta-

Oí en clase la anécdota de la rana y el escorpión en boca de mi queridísimo Paco. Decía así:
Hubo una vez un escorpión que quería atravesar el río pero no tenía modo. Vio a una rana sentada en una roca.
-Oye, rana. Llévame en tu espalda al otro lado del río.
-Ni hablar. Me clavarás tu aguijón. Así sois los escorpiones.
-¿Por qué habría de hacerlo? Además, necesito llegar al extremo opuesto.
-Está bien, escorpión. Confiaré en ti.
El escorpión se montó en la rana y ésta saltó cruzando por el camino que las rocas dibujaban. Las dos se encontraban a mitad de camino cuando el escorpión, inevitablemente, le clavó su aguijón.
-¿Pero qué haces? ¡Sabes lo que ocurriría al hacerlo! ¡Nos has condenado al final!
-Lo siento -se excusó el escorpión -Pero esta es mi naturaleza.

Quería ser rana y he acabado escorpión.
Volverán mis días de dieciséis años en los que me apretujaba en un rincón con dos auriculares como escudo. Volverá la soledad deseada y los desgastes de cama, contemplando una guerra en la que no se me permite participar ni morir. Volveré a esconder la mirada ante un público que me juzga y me condena. Pero tú, mi golondrina, no volverás.

No escribiré los versos más tristes esta noche.

domingo, 14 de octubre de 2012

Aguja en las Costillas.

Acabo de soñar que dos personas debatían sobre el amor. La mujer optimista, el hombre pesimista. Todo estaba impregnado de símbolos. En el lado del hombre caían pelotas gigantes del cielo y en el de la mujer flotaban globos. Debatían en lo que parecían el mar y había una línea invisible que se distinguía por el color, que a veces se intercambiaban. Gris y rosa. Empezó la verdadera guerra, se levantaron monstruos de cada equipo. El optimista cupidos, el pesimista gárgolas. Y ambos colosos corrían...
Hasta que la línea divisoria se perdió, se mezclaban imágenes. La mujer riendo y saltando y el hombre decaído y llorando. Los colores de cada lado, la que defendía que enamorarse era bueno y el que defendía que enamorarse era malo, se unieron y apenas se podían distinguir. Entonces, se acerca el hombre a la mujer y le susurra:
"No importa qué digas, siempre puedes clavar una aguja en las costillas".

En un segundo plano, el cuerpo del hombre inerte flotando en las aguas con una aguja clavada en las costillas. Se había enamorado.

Así, que para mí, el amor es como una aguja en las costillas...
Iré a atizarme con El Banquete de Platón.

sábado, 13 de octubre de 2012

Cuando Peter Pan volvió.

Aún recuerdo cuando Peter Pan se despidió de Wendy. El cielo londinense lloraba en forma de Perseidas.

-Supongo que esto es un adiós- gimió Wendy.
-Es un hasta luego.

Y Peter Pan partió, volando, dejando en el aire polvo de Hadas.
El Tiempo en Nunca Jamás es apenas discernible, así que Peter lo pasó luchando contra piratas, sacando de quicio al Capitán Garfio, jugando con los Niños Perdidos y filtreando con las sirenas.
Un día o noche sin más, extrañó a Wendy.

Se apoyó en el alféizar de la ventana, cual Romeo y contempló con tristeza infantil e ingenua los estragos del Tiempo. Los niños Darling habían crecido.
Los padres de Wendy habían muerto prematuramente debido a una enfermedad, y como iban justos de dinero, no pudieron pagarse asistencia médica. Entonces Wendy empezó a trabajar.
John, el hijo mediano había desarrollado una inteligencia para los negocios, sin embargo, la avaricia lo arrastró hacia chanchullos oscuros. Michael, El niño pequeño, pronto comenzó a ser socio de su hermano. Al principio todo iba bien. Ambos podían permitirse visitar de vez en cuando el burdel y Michael quedarse con parte del cargamento que luego fumaba. Aquellas noches no gritaba el nombre de su madre. La vida de los Darlings cayó en un pozo sin fondo en el momento que John cogió gusto a apostar dinero y Michael fumaba más que su parte. Las deudas aumentaban y Wendy tuvo que pluriemplearse y partirse el lomo por llevar adelante la casa.  Sus hermanos apenas aparecían por ella.  
Cierto día, John fue arrestado por tráfico de drogas y poco después Michael recibió una paliza que lo dejaría tetrapléjico. La situación descansaba en los hombros de Wendy.
Ya nadie quería darle trabajo honrado debido a la fama familiar. Así, empezó a vender su cuerpo y a hacerse vieja. Cuando llegaba a casa cuidaba de Michael y los fines de semana visitaba a John. Los domingos asistía a misa, y de rodillas, por una vez, rezaba. Rezaba para que vinieran días mejores. En secreto, para que Peter la llevara de nuevo a Nunca Jamás.
-Padre nuestro, perdona mis pecados.

Imposible. Había crecido.

Y Peter, desde su ventana, contempló como el amor de su vida se había convertido en una Puta sidosa. Dando un pequeño salto de la ventana y con mirada vomitiva,
-Adiós, Wendy. Hasta Nunca Jamás.

P.D: Quisiera autoasesinarme por lo que le he hecho a la obra infantil. Me retiro a atizarme con algún tocho de Schopenhauer.

S.

¿Y si la Existencia desemboca en el mismo Mar?
¿Para qué vivir? ¿Dónde está la empatía? No quiero respirar.

Luna, sé mi Guadaña.
Que no llegue la madrugada. Quiero ser la carroña de los buitres.
No puedo regentar Astra. Te lo regalo, S, te lo regalo.

Mecánico de Sueños. Hacedor de Esperanza.

viernes, 14 de septiembre de 2012

lunes, 20 de agosto de 2012

Good Vibrations.

Para Alba y para mí hay dos tipos de música: La hortera y todas las demás.

Realmente, no siempre se trata de música hortera. Nosotras así la llamamos porque son canciones de décadas pasadas, donde predomina un teclado agudo, o unas palmas las cuales haría que cualquier conciudadano de nuestra edad nos observara con detenimiento y se preguntara de dónde demonios hemos salido.
Lector, usted conocerá la canción 'Happy together' de The Turtles. Coincidará conmigo en que es una canción alegre. Para nosotras, dicha canción, podría ser perfectamente la Marcha Fúnebre de algún entierro. Recuerdo un día o noche suelta en la que con valor la hice reproducir. Mi compañera levantaba la vista con un gemido gatuno. "Hoy, no, Karen..."
Hoy, no. "Es alegre pero es triste". Como explicación. En realidad, no la necesitábamos. Nos entendemos demasiado.
Quedamos en su casa, reproducimos la música hortera, bailamos con su perro-caballo y aparcamos nuestros pesares. Nos inventamos coreografías ridículas mientras agarramos el cinturón, separamos bien las piernas y avanzamos una por delante de la otra lentamente, "¡Escucha Alba, escucha ese sonido! -lo reproduce con la boca- ¡Qué estruendo! -rueda por la cama".
Es nuestro tributo al País de las Maravillas. Al anochecer, planeamos alguna travesura conjunta, en la mayoría, sin un duro en los bolsillos. Obligamos al resto a oír 'Riders of the Storm' de The Doors. "¿Quieres un poco de Hendrix?". No importa a donde vayamos, nosotras somos el Rock. "¿Sabes, Karen? Cuando pierdes el control eres una psicópata. Pones mirada desafiante y de ira que asusta. Nadie quiere toserte".

La madrugada se encamina a su fin. Es el momento de nuestra charla más íntima camino a casa. "¿Lo sientes?" Nos pasa un coche y sus luces. "Sí, yo también me siento vacía". Se acaba nuestra vida de mentira, en la que fingíamos que aún no habíamos crecido prematuramente.

miércoles, 15 de agosto de 2012

Little Girl Blue Little Man Green

La Pequeña Chica Azul y el Hombrecillo Verde correrán juntos mientras las bestias brotan de la hierba. Se encaminan a Astra, y podrán entrar en su Palacio cubierto por el universo porque son niños y porque están completos.


domingo, 29 de julio de 2012

Julio, no te acabes.


Preferíamos encontrarnos en el puente, en la terraza de un café, en un cine-club o agachados junto a un gato en cualquier patio del barrio latino. Andábamos sin buscarnos pero sabiendo que andábamos para encontrarnos. Oh Maga, en cada mujer parecida a vos se agolpaba como un silencio ensordecedor, una pausa filosa y cristalina que acababa por derrumbarse tristemente, como un paraguas mojado que se cierra. Justamente un paraguas, Maga, te acordarías quizá de aquel paraguas viejo que sacrificamos en un barranco del Parc Montsouris, un atardecer helado de marzo. Lo tiramos porque lo habías encontrado en la Place de la Concorde, ya un poco roto, y lo usaste muchísimo, sobre todo para meterlo en las costillas de la gente en el metro y en los autobuses, siempre torpe y distraída y pensando en pájaros pinto o en un dibujito que hacían dos moscas en el techo del coche, y aquella tarde cayó un chaparrón y vos quisiste abrir orgullosa tu paraguas cuando entrábamos en el parque, y en tu mano se armó una catástrofe de relámpagos y nubes negras, jirones de tela destrozada cayendo entre destellos de varillas desencajadas, y nos reíamos como locos mientras nos empapábamos, pensando que un paraguas encontrado en una plaza debía morir dignamente en un parque, no podía entrar en el ciclo innoble del tacho de basura o del cordón de la vereda; entonces yo lo arrollé lo mejor posible, lo llevamos hasta lo alto del parque, cerca del puentecito sobre el ferrocarril, y desde allá lo tiré con todas mis fuerzas al fondo de la barranca de césped mojado mientras vos proferías un grito donde vagamente creí reconocer una imprecación de walkiria. Y en el fondo del barranco se hundió como un barco que sucumbe al agua verde, al agua verde y procelosa, a la mer qui est plus félonesse en été qu'en hiver, a la ola pérfida, Maga, según enumeraciones que detallamos largo rato, enamorados de Joinville y del parque, abrazados y semejantes a árboles mojados o a actores de cine de alguna pésima película húngara. Y quedó entre el pasto, mínimo y negro, como un insecto pisoteado. Y no se movió, ninguno de sus resortes se estiraba como antes. Terminado. Se acabó. Oh Maga, y no estábamos contentos.



Se disiparon las preguntas estúpidas mientras devoro papas fritas. Se disiparon las madrugadas. Buscarle en el fondo de vasos con restos de espuma caliente y cerveza. Pedí inspiración. 
No conocía el precio. 
¿Cómo jugar al cíclope sin rostro? ¿Cómo sentirme temblar como la Luna en el agua? 
Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos la muerte simultánea es bella.

AlienZ


Acabo de hacer un test de personalidad de pacotilla que seguramente sea una gran falacia. Me preguntaba por qué he necesitado ser mentida. Ojo, ¿y con personas? Me preguntaba por qué el ser humano de vez en cuando busca OVNIS con una linterna de luz azul.


Tras el color de nuestros ojos, un eterno despertar.


sábado, 28 de julio de 2012

Jack.

Adiós. Te enterraré en las Ruinas de la Memoria.


¿Quieres saber qué es "Dolor"?


Ver una película, golpearte con la fuerza de un martillo al ver que el protagonista es el vivo recuerdo de una amistad muerta.

Seguir viendo la película, pero el actor ya no es actor. Es él.

Hablarle inocentemente en el chat. No contesta. Dejarle tu número de móvil para que te llame si un día pasa por la ciudad. Te dice que no va a volver, o eso es lo que quiere que pienses.

Mantienes la conversación, y no hay nada que decir. No se ha inventado pluma de fénix que resucite esto. Una insulsa despedida. "Hablamos por la noche". <<No te vas a molestar en abrir mi pestaña...>> piensas.

Ya no te relata cuentos por las noches para alimentar un sueño. Ya no te comentará como con un gesto ha cambiado la dirección del Destino. Ya no es el mismo.

La música que oyes sigue siendo la misma que él te enseñó hace tres años. El ideal ha caído, sólo quedan pedazos que en tu mente, grácilmente se reconstruyen en una melodía triste.

Lo más parecido que queda de él, eres tú.

Miedo


A despertarme un día y no tener fuerzas para levantarme.
A tener una tristeza en mi interior que no me deje de comer y a causa de eso, caer enferma y guardar cama (ya lo he vivido).
A dejar de soñar con el "a la segunda a la derecha, recto hasta el amanecer".
A que en algún lugar de un pequeño asteroide, un pequeño cordero se escape por la noche y un pequeño Principito se olvide de cubrir a su Rosa con la cúpula de cristal, de modo que ésta sea devorada.
A que un día no sea capaz de discifrar dónde está la Magia.
A que mis vías sanguíneas no contengan sangre, si no, una sustancia negra, venenosa y oxidada, afectando a mi esqueleto. A mi ser.

Tengo miedo a que en algún momento de mi vida no sea Fuerte. A no poder continuar.
Dije que cerraría Astra. Mentí.






La esperanza es lo único que nos queda.

martes, 17 de julio de 2012

Pecado Original.

Perdone, Padre, de nada sirve confesarme si no me arrepiento. Podría colarme bajo su sotana. Bendígame, Santo Padre en el altar y sacrifíqueme como bruja de Inquisición. Bajo la Gélida mirada de Cristo, deme su cuerpo y su sangre antes de comenzar. Hágame Santa Teresa de Jesús y haga la carne con la carne.
Culmine en el rostro de la Virgen María, amén.

domingo, 15 de julio de 2012

jueves, 12 de julio de 2012

Mary Jane Kelly

Hará unos cuantos olvidados meses, tuve un sueño peculiar. Un sueño de carnicería y mutilación.
Me encontraba en una plaza oculta en la muchedumbre que observaba un espectáculo atroz al aire libre. Se tratraba de una joven muerta colocada verticalmente en una pared la cual tenía abierto el abdómen, y varios señores con barbas blancas y con el perfil de doctores que rajaban aún más su estómago. Yo miré horrorizada a mi alrededor como las personas que me rodeaban permanecían impasibles. Yo era la única afectada. Entonces le vi el rostro a la muchacha. Sereno, dulce, hermoso, relajado y dormido.

Se trataba de Mary Jane Kelly, la quinta y última víctima de Jack el Destripador.



Como bien se sabe, esta joven cuando fue encontrada en su habitación, tenía la cara completamente desfigurada, he aquí lo curioso de que a mí se me mostrara en sueños. Jack y yo tenemos la teoría de que a la mujer le conmovió mi dualidad infantil, mi semblante de inocencia y terror, y por este motivo compartió conmigo su anhelado secreto, su bello rostro.

Scenes of my childhood arise before my gaze,
Bringing recollections of bygone happy days.
When down in the meadow in childhood I would roam,
No one's left to cheer me now within that good old home,
Father and Mother, they have pass'd away;
Sister and brother, now lay beneath the clay,
But while life does remain to cheer me, I'll retain
This small violet I pluck'd from mother's grave.

Estaré tendida en mi cama cantando 'A violet from mother's grave' jugueteando con un pañuelo rojo cuando llamarán a mi puerta. Un hombre sin rostro me asaltará e intentará robarme el mío, pero Jack no lo permitirá. 
Jack, ¿Se ha dado cuenta que Catherine Eddowes, anterior víctima,  presentaba las marcas de dos V's debajo de sus ojos? Querido, son dos coincidencias. ¿Acaso pretende que yo sea su Mary Jane Kelly de esta época, el siglo XXI? ¿Pretende llevarse mi corazón consigo?

"Un asesinato repugnante. Otra mujer horriblemente mutilada aparece en Whitechapel..."


miércoles, 11 de julio de 2012

Las Puertas del Cielo

Le prometí a mi ex-guitarrista que colgaría su canción en mi blog. Parece mentira que hace poco quedáramos por las tardes para ensayar 'Sister golden hair', 'Message in a bottle' o 'Sunshine of your love'. Me apena pensar que hasta hace poco fuimos inseparables durante un año entero y que todo se vaya al traste por un malentendido obsesivo.

Ella solía decir mientras oíamos su composición entre botellas de cerveza y humo espeso, que cuando la tocaba, se imaginaba a su fallecida madre ascendiendo a las Puertas del Cielo. De aquí su nombre.


Cumplo mi palabra, compañera. No puedo guardarte rencor aunque te hayas convertido en una extraña.
Siempre para recordarte, V.

viernes, 6 de julio de 2012

Rotación, Traslación y...

-Hola, ¿has solucionado el problema con Fulanita?
"Vaya, alguien que se interesa. Se preocupa por mí. Es placentera esta sensación".
-No, sigue sin creerme.
-Oh... Bueno, ¿tú no tendrás mi chaqueta, no?
"Pues resulta que le convenía que se solventara para recuperar su prenda".

Y así, querido amigo, con un sencillo ejemplo,  se explica cómo se mueve el Mundo.

domingo, 1 de julio de 2012

Psicodélico

¿Por qué no morí aquella noche?




Desperté mareada y con varias agujas clavadas en las venas, vías. Cuando le sonreí a la muerte aprendí que aunque estuviera rodeada de personas, estaba sola. Médicos.
Oh, Pink Floyd, tú nunca me abandonas ni decepcionas.

miércoles, 27 de junio de 2012

00.00 Doce 12 XII


A pesar de esto, sólo la Anatomía bastaba para poner a prueba la memoria mejor organizada.
Unos meses después del principio de curso, en el tiempo frío, se comenzaba la clase de disección.  Los cincuenta o sesenta alumnos se repartían en diez o doce mesas y se agrupaban de cinco en cinco en cada una. Se reunieron en la misma mesa, Montaner, Aracil y Hurtado, y otros dos a quien ellos consideraban como extraños a su pequeño círculo. Sin saber por qué, Hurtado y Montaner, que en el curso anterior se sentían hostiles se hicieron muy amigos en el siguiente. Andrés le pidió a su hermana Margarita que le cosiera una blusa para la clase de disección; una blusa negra con mangas de hule y vivos amarillos. Margarita se la hizo. Estas blusas no eran nada limpias, porque en las mangas, sobre todo, se pegaban piltrafas de carne, que se secaban y no se veían.
La mayoría de los estudiantes ansiaban llegar a la sala de disección y hundir el escalpelo en los cadáveres, como si les quedara un fondo atávico de crueldad primitiva. En todos ellos se producía un alarde de indiferencia y de jovialidad al encontrarse frente a la muerte, como si fuera una cosa divertida y alegre destripar y cortar en pedazos los cuerpos de los infelices que llegaban allá. Dentro de la clase de disección, los estudiantes gustaban de encontrar grotesca la muerte; a un cadáver le ponían un cucurucho en la boca o un sombrero de papel. Se contaba de un estudiante de segundo año que había embromado a un amigo suyo, que sabía era un poco aprensivo, de este modo: cogió el brazo de un muerto, se embozó en la capa y se acercó a saludar a su amigo.
—¿Hola, qué tal? —le dijo sacando por debajo de la capa la mano del cadáver—.
Bien y tú, contestó el otro. El amigo estrechó la mano, se estremeció al notar su frialdad y quedó horrorizado al ver que por debajo de la capa salía el brazo de un cadáver.
De otro caso sucedido por entonces, se habló mucho entre los alumnos. Uno de los
médicos del hospital, especialista en enfermedades nerviosas, había dado orden de que a
un enfermo suyo, muerto en su sala, se le hiciera la autopsia y se le extrajera el cerebro y se le llevara a su casa.
El interno extrajo el cerebro y lo envió con un mozo al domicilio del médico. La criada de la casa, al ver el paquete, creyó que eran sesos de vaca, y los llevó a la cocina y los preparó y los sirvió a la familia.
Se contaban muchas historias como ésta, fueran verdad o no, con verdadera fruición. Existía entre los estudiantes de Medicina una tendencia al espíritu de clase, consistente en un común desdén por la muerte; en cierto entusiasmo por la brutalidad quirúrgica, y en un gran desprecio por la sensibilidad.
Andrés Hurtado no manifestaba más sensibilidad que los otros; no le hacía tampoco ninguna mella ver abrir, cortar y descuartizar cadáveres. Lo que sí le molestaba, era el procedimiento de sacar los muertos del carro en donde los traían del depósito del hospital. Los mozos cogían estos cadáveres, uno por los brazos y otro por los pies, los aupaban y los echaban al suelo.
Eran casi siempre cuerpos esqueléticos, amarillos, como momias. Al dar en la piedra, hacían un ruido desagradable, extraño, como de algo sin elasticidad, que se derrama; luego, los mozos iban cogiendo los muertos, uno a uno, por los pies y arrastrándolos por el suelo; y al pasar unas escaleras que había para bajar a un patio donde estaba el depósito de la sala, las cabezas iban dando lúgubremente en los escalones de piedra. La impresión era terrible; aquello parecía el final de una batalla prehistórica, o de un combate de circo romano, en que los vencedores fueran arrastrando a los vencidos.
Hurtado imitaba a los héroes de las novelas leídas por él, y reflexionaba acerca de la vida y de la muerte; pensaba que si las madres de aquellos desgraciados que iban al “spoliarium”, hubiesen vislumbrado el final miserable de sus hijos, hubieran deseado
seguramente parirlos muertos.



El árbol de la Ciencia, Pío Baroja




Siempre le digo a mi madre que cuando muera me done a la Ciencia para que un Andrés Hurtado me diseccione a antojo.

jueves, 24 de mayo de 2012

¡Evoluciona!



 Mira al horizonte, ¿lo ves? Es la Distopía, que camina hacia nosotros.

domingo, 6 de mayo de 2012

Per Ardua Ad Astra


-Alza la vista una de estas noches.Verás dos puntos luminosos un tanto cerca (eso en la esfera celeste, claro), que, imagino que son Venus y Júpiter. Bien, pues que no absorban tu atención, pues hay muchas constelaciones que ver, como por ejemplo, Perseo. La estrella más brillante de esta constelación, se llama Algol, o en árabe Ras-al-Gul. Así dicho no te sonará a nada. Pero, si te digo que es la cabeza de la Gorgona, la cosa cambia. En concreto, dicha estrella es el ojo de la Medusa, β-Persei.

Mi hermano Álvaro y yo nos encontrábamos sumergidos en una de nuestras insaciables conversaciones sobre astronomía en su habitación, contigua a la mía. Cuando no podía dormir, pegaba en la puerta y le rogaba algo nuevo para aprender o soñar.

-Algol, tiene una peculiaridad, y es que es de magnitud variable. Esto a los antiguos, les traía de cabeza, pues para ellos las estrellas eran puntos fijos en el cielo. Y eso de que las cosas cambiaran a su parecer,  no les hacía mucha gracia, de ahí que lo relacionaran con el Diablo (que es lo que significa en árabe, la cabeza del demonio). Lo que nos lleva, a la paradoja de Algol. Resulta, que esa variación del brillo, se achacaba a la existencia de eclipses entre estrellas (en este caso,  las de aquella parte del Universo). Claro que cuando tienes dos estrellas cerca, suelen intercambiar materia entre ellas. ¿Por qué es esto importante? Sabrás que las estrellas tienen ciclos de vida. Y estos se cumplen a rajatabla. Pues en el caso de Algol y su compañera, no. La estrella primaria, de mayor masa (la cual debería haber vivido menos), era la mas vieja. En cambio, la secundaria, le pasaba justo lo contrario.-Le oía tumbada con los ojos cerrados mientras intentaba visualizarlo todo en mi mente- ¿Por qué? Por ese intercambio de materia. La estrella que ahora es pequeña era en realidad mayor y la que ahora es mayor era menos masiva. Lo que ocurrió fue que la estrella ahora secundaria, antes masiva, comenzó a crecer como consecuencia natural de su evolución y al estar tan cerca de la ahora principal, y antes pequeña, comenzó a transferirle masa y con esto le dio la capacidad de hacerse más brillante; la que perdió masa al final quedó menos brillante.

Entonces´yo tenía catorce años y el diecisiete, ya encaminado a los dieciocho.

-¿No dices nada? -me preguntó -¿Es que no te ha gustado?
-No es éso. Sólo intentaba imaginarlo. -En realidad no quería admitir que él se encontraba en el nivel 7 cuando yo apenas rozaba el 2.-Algún día te llevaré allí.
-¿A dónde?
-A Algol. Construiré una nave. Blanca, como Perla de Mar. -Una leve sonrisa se dibujó ante la ingenua declaración.
-¿Sabes cuál es un buen nombre para una nave? Pegassus. Así se llamaba la nave de un Doctor. ¿Te he contado esa historia?-Negué con la cabeza.-Entonces tendremos que ponerle remedio. En una dimensión muy, muy lejana...

Mi hermano no llegó jamás a contarme la historia del Doctor. Varios hombres con uniformes y armados irrumpieron en la habitación. Derrumbaron la puerta con violencia y pisotearon con descuido todas nuestras maquetas espaciales. Arrestaron a Álvaro y a mí de una bofetada me lanzaron contra la cama. Lo último que le vi hacer fue intentar protegerme, justo antes de que la puerta se cerrara dejándome atrapada dentro. Lo último que mis retinas grabaron fue un logotipo. El de la ISS.

-Compañera, despierte. Está gritando en sueños.

Me incorporé de un impulso. Acto seguido me froté los ojos con el dorso de la mano y reconocí a mi emisor. Se trataba de un médico que también había sido arrastrado a la guerra. En contra de su voluntad, como la mayoría que permanecíamos en aquel campamento.

-No sé qué estaría soñando, pero por lo que parece era horrible.

Salí a tantas al exterior. Ya era bien entrada la noche, aunque los dos satélites daban una luminosidad desconocida en el planeta Tierra. Encendí un cigarrillo detrás de otro y fumé con una desesperación inusual. Una lluvia de estrellas se acontecía pero no podía disfrutarla. Ahora, no.

El médico también salió del campamento y se encontró con Steel Panther y su peculiar semblante engreído.
-¿Cuántas bajas han sido desde el mediodía?
-Apenas insignificantes, señor. Soldados rasos, nada más.- Advertí cómo el médico apretaba los dientes.

El fornido idiota reanudó la marcha satisfecho. Mi compañero apretó el puño y se internó de nuevo maldiciendo a diestro y siniestro.

-Insignificantes. Eso es lo que somos ahora. Per Ardua ad Astra- susurré.



"We are lost in Space and the time is our".

sábado, 14 de abril de 2012

Aquí y ahora.

Él se prometía cada día liar sus bártulos y marcharse a un sitio nuevo, con un futuro nuevo, y abandonar esa tribu desgraciada a su propia estupidez. Pero cada noche se desvanecía su propósito y bebía hasta caer tumbado en el lecho. La molesta verdad era que no tenía dónde ir ni futuro que edificar. Lo mejor de él estaba allí: fe, esperanza y caridad prodigadas hasta el agotamiento, succionadas y malgastadas por una tierra estéril, pisoteadas por un pueblo ignorante y mal agradecido.

martes, 10 de abril de 2012

C'est la vie.


El cirujano se echó atrás en la silla, cogió un cortapapeles y lo mantuvo delicadamente, como un bisturí. Aguardó un momento, reuniendo palabras, eligiendo ésta, descartando aquélla y colocándolas en seguida por un patrón de meticulosa exactitud.
-Sí, puedo operarlo. Si lo hago, usted morirá al cabo de tres meses.
-¿Y de lo contrario?
-Vivirá un poco más y morirá con más dolores.
-¿Cuánto tiempo más?
-Seis meses. Doce como máximo.
-Es una elección dura.
-Tiene que hacerla.
-Lo comprendo.

Y tú, ¿qué escogerías?

martes, 13 de marzo de 2012

Las Turas y el Tornillo de Cortázar

Sí, pero quién nos curará del fuego sordo, del fuego sin color que corre al anochecer por la rue de la Huchette, saliendo de los portales carcomidos, de los parvos zaguanes, del fuego sin imagen que lame las piedras y acecha en los vanos de las puertas, cómo haremos para lavarnos de su quemadura dulce que prosigue, que se aposenta para durar aliada al tiempo y al recuerdo, a las sustancias pegajosas que nos retienen de este lado, y que nos arderá dulcemente hasta calcinamos. Entonces es mejor pactar como los gatos y los musgos, trabar amistad inmediata con las porteras de roncas voces, con las criaturas pálidas y sufrientes que acechan en las ventanas jugando con una rama seca. Ardiendo así sin tregua, soportando la quemadura central que avanza como la madurez paulatina en el fruto, ser el pulso de una hoguera en esta maraña de piedra interminable, caminar por las noches de nuestra vida con la obediencia de la sangre en su circuito ciego.
Cuántas veces me pregunto si esto no es más que escritura, en un tiempo en que corremos al engaño entre ecuaciones infalibles y máquinas de conformismos. Pero preguntarse si sabremos encontrar el otro lado de la costumbre o si más vale dejarse llevar por su alegre cibernética, ¿no será otra vez literatura? Rebelión, conformismo, angustia, alimentos terrestres, todas las dicotomías: el Yin y el Yang, la contemplación o la Tatigkeit, avena arrollada o perdices faisandées, Lascaux o Mathieu, qué hamaca de palabras, qué dialéctica de bolsillo con tormentas en piyama y cataclismos de living room. El solo hecho de interrogarse sobre la posible elección vicia y enturbia lo elegible. Que sí, que no, que en ésta está… Parecería que una elección no puede ser dialéctica, que su planteo la empobrece, es decir la falsea, es decir la transforma en otra cosa. Entre el Yin y el Yang, ¿cuántos eones? Del sí al no, ¿cuántos quizá? Todo es escritura, es decir fábula. ¿Pero de qué nos sirve la verdad que tranquiliza al propietario honesto? Nuestra verdad posible tiene que ser invención, es decir escritura, literatura, pintura, escultura, agricultura, piscicultura, todas las turas de este mundo. Los valores, turas, la santidad, una tura, la sociedad, una tura, el amor, pura tura, la belleza, tura de turas. En uno de sus libros, Morelli habla del napolitano que se pasó años sentado a la puerta de su casa mirando un tornillo en el suelo. Por la noche lo juntaba y lo ponía debajo del colchón. El tornillo fue primero risa, tomada de pelo, irritación comunal, junta de vecinos, signo de violación de los deberes cívicos, finalmente encogimiento de hombros, la paz, el tornillo fue la paz, nadie podía pasar por la calle sin mirar de reojo el tornillo y sentir que era la paz. El tipo murió de un síncope, y el tornillo desapareció apenas acudieron los vecinos. Uno de ellos lo guarda, quizá lo saca en secreto y lo mira, vuelve a guardarlo y se va a la fábrica sintiendo algo que no comprende, una oscura reprobación. Sólo se calma cuando saca el tornillo y lo mira, se queda mirándolo hasta que oye pasos y tiene que guardarlo presuroso. Morelli pensaba que el tornillo debía ser otra cosa, un dios o algo así. Solución demasiado fácil. Quizá el error estuviera en aceptar que ese objeto era un tornillo por el hecho de que tenía la forma de un tornillo. Picasso toma un auto de juguete y lo convierte en el mentón de un cinocéfalo. A lo mejor el napolitano era un idiota pero también pudo ser el inventor de un mundo. Del tornillo a un ojo, de un ojo a una estrella… ¿Por qué entregarse a la Gran Costumbre? Se puede elegir la tura, la invención, es decir el tornillo o el auto de juguete. Así es cómo París nos destruye despacio, deliciosamente, triturándonos entre flores viejas y manteles de papel con manchas de vino, con su fuego sin color que corre al anochecer saliendo de los portales carcomidos. Nos arde un fuego inventado, una incandescente tura, un artilugio de la raza, una ciudad que es el Gran Tornillo, la horrible aguja con su ojo nocturno por donde corre el hilo del Sena, máquina de torturas como puntillas, agonía en una jaula atestada de golondrinas enfurecidas. Ardemos en nuestra obra, fabuloso honor mortal, alto desafío del fénix. Nadie nos curará del fuego sordo, del fuego sin color que corre al anochecer por la rue de la Huchette. Incurables, perfectamente incurables, elegimos por tura el Gran Tornillo, nos inclinamos sobre él, entramos en él, volvemos a inventarlo cada día, a cada mancha de vino en el mantel, a cada beso del moho en las madrugadas de la Cour de Rohan, inventamos nuestro incendio, ardemos de dentro afuera, quizá eso sea la elección, quizá las palabras envuelvan esto como la servilleta el pan y dentro esté la fragancia, la harina esponjándose, el sí sin el no, o el no sin el sí, el día sin Manes, sin Ormuz o Arimán, de una vez por todas y en paz y basta.

Julio Cortázar, Rayuela

Entonces tú mirabas al vacío. A la inmensidad de la cúpula celeste surcada por los pajarillos de la tarde. En tu perfil se adivinaba el regocijo y el placer de mi lectura, de la compresíón en tu tono de voz y  tu boca entreabierta. Quería arder en ti, ser tu Tura inventada y tú mi Gran Tornillo.

jueves, 23 de febrero de 2012

Una para cinco (Insertar chistaco repetitivo)



"Puedes llegar a ser adicto a un tipo de sufrimiento. 
Resignación como final".

lunes, 6 de febrero de 2012

Había una vez...

Había una vez una niña que se llamaba Elenita. Era una niña muy curiosa, y siempre estaba buscando pequeños detalles que nadie más veía. Los demás niños pensaban que era extraña, así que nunca se acercaron a ella. Pero eso no entristecía a Elenita, ella viajaba al cielo y vivía en la tierra. Un día estaba caminando por la calle, mirando hacia sus zapatos (porque ella siempre miraba sus zapatos al andar) comenzó a llover.
Rió, cantó y bailó llena de felicidad. La gente que pasaba aprisa por su lado la miraban haciendo muecas. Elenita, que siempre estaba buscando enigmas, observando su alrededor, se percató de algo por primera vez. A la gente no le gustaba la lluvia , ¿pero por qué? ¡la lluvia es fantástica!
Repasó mentalmente y se acordó de cómo intentó pasar por persona mayor. Se puso los tacones y la ropa de su madre, pero de nada sirvió. En cuanto la vieron, empezarón a gritar "¡Cállate, es asunto de mayores! <<¡Pues nada!>> se dijo Elenita, <<De todos modos, ser adulto no es divertido. Lo único que hacen es gritar, discutir y beber café!. Y el café está amarguísisisimo>>
A Elenita  le encantaba lo dulce, y para que Papá y Mamá la perdonaran, hizo un bizcocho con mucho esfuerzo. <<Si le echo más azúcar, seguro que estará más bueno>> pero Elena gastó todo el tarro de azúcar y Mamá le regañó. Nadie comió pastel.
Había muchas cosas que escapan a la mente de la pequeña y no podía comprender. Hoy se había planteado un enigma, y cuando ella se planteaba algo, no cesa hasta buscarle una solución.
<<Si llueve, es más fácil pensar que es un niño que llora. ¡Sí, sí! un niño que perdió su globo y ha subido a buscarlo. Pensar que los ángelitos están celebrando con nosotros su alegría regalándonos Cristal Celestial es más difícil. ¡Pero yo estoy segura de que es así!>>
Cuando llueve, las personas huyen, se esconden de la lluvia, se ocultan tras sus paraguas, se encogen en sus chaquetones y gabardinas. Otros no salen de casa si quiera y se resguardan en el calor del hogar. Elenita en cambio, corre y juega con los animales callejeros. Mira al cielo y deja que las gotas resbalen por su nariz. Ella no siente como si fuera un llanto, ella extiende y recoge Cristal Celestial en la palma de su mano.
Entonces empezó a entenderlo.
Las personas que huyen sólo tienen miedo. Miedo de empaparse y mostrar lo que verdaderamente son. Si se quedan bajo la lluvia, los demás podrían ver qué hacen en ella. Todos quieren un arcoiris, pero nadie quiere mojarse. Sin lluvia no hay arcoiris, ni sería tan hermoso. Lo veríamos a cada momento y al final... no le daríamos importancia. Menos Elenita, claro, que se fijaba en los pequeños detalles que nadie veía.
Reflexionó todo esto sentada en su habitación. Aquella vez no la alcanzó la lluvia durante la búsqueda de la pregunta sin formular.Y pasaron los días. Dejó de llover Salió a la calle, pero no fue igual, ya no podía coleccionar Cristal Celestial. No llovió en meses. Esperó y esperó y su arcoiris no llegaba.
Había estado tan ocupada pensando, que el último se lo perdió, absorta en sus hipótesis. Así que volvió a casa, dejó de fijarse en los pequeños detalles, dejó de mirar los zapatos. Los animales la olvidaron. Las personas ya no le hacían muecas. Los niños querían jugar con ella,  y el dulce...
Cuando decidió no esperar más, se fijó en las nubes. Extraño, porque ella ya no miraba al cielo. Pero tuvo un impulso, las nubes estaban oscuras y cargadas. Las gotas empezaron a caer lentamente, repiqueteando en su ventana, creando mil y una sinfonías, susurrando los versos más bellos jamás escritos: Arcoiris. Se expuso a la lluvia y se dejó recorrer.
Volvía a ser ella, se había encontrado. Su Arcoiris nunca brilló tanto.

domingo, 5 de febrero de 2012

Criatura Marina Kaleiana


Un dibujo que hice en el Paint y con ratón (válgame la tecnología y calidad que gasto, ¿eh?) que representa a la forma humana de la Criatura del planeta Kalei. Para que os hagáis una ligera idea de su aspecto y su cara pícara ocultada por unas lentes. Originalmente fue un dibujo hecho para el modelo y perfil de dicho personaje -Pablo- que ni siquiera sé si seguirá mi historia. De cualquier manera, el río seguirá fluyendo.

Especial mención para Miguel Ángel, mi más fiel seguidor, que espero que guste este simpático dibujo y que sepa de antemano que las Runas las coloqué aleatoriamente, antes de que se le ocurra preguntar. Discúlpame que haya usado tu nombre de pila el cual me agrada de sobremanera.

Recuerdos de la Valkyria a su Enheirjar de Brillante Armadura.

jueves, 2 de febrero de 2012

Oculus Dei

    Literatura, Música, Arte. Los tres pilares que sustentan mi vida



Aparte de escribir y cantar (tengo una entrada con un vídeo en el que se me puede oír), el dibujo también ha sido una de mis grandes aficiones. Sobretodo en la infancia. Me entretenía en las horas muertas dibujando dragones, unicornios y otros seres fantásticos, sin olvidar al Drácula de Bram Stoker. No es de extrañar que años después yo haya evolucionado a  "ésto". Este dibujo lo hice hará unos meses. Cuando tuve contacto por primera vez con una tableta gráfica. Lamentablemente, he descuidado mucho este entretenimiento y es algo que verdaderamente me apena. Puede que en sí el ojo no sea gran cosa, pero con sólo echarle un vistazo se puede apreciar que es de mi cosecha y relata, como mis escritos, lo que en esencia soy. Tal vez algún día podáis mirarme fijamente al iris e intentar descifrar qué hay en ellos. De momento, os dejo con esta pequeña ofrenda.

miércoles, 1 de febrero de 2012

Astra


Colecciono los sueños olvidados de los niños que crecen. Cuando se vuelven adultos y la incredulidad se apodera de ellos, la persistencia renegada sale por la puerta de atrás dejando una estela pestilente. Hedor de alma marchita y putrefacta.


Yo los recojo del suelo justo antes de su caída y le doy vida a través de mi memoria. Alimento el País de Astra, un lugar muy curioso. Me juraron que si dos personas se encuentran allí es que una busca la otra. O que ambos juegan al pilla-pilla. El cielo es blanquecino-rosado-azul-violáceo y hay más de Tres Lunas. Al lado del lago hay un columpio atado a un árbol, el Milenario. Como el halcón. Cruzando las montañas, se encuentran las Tierras Errantes, de paisaje intermitente. Cada persona ve algo distinto. Yo una vez vi el cielo en el mar, y mar en el cielo. El fondo marino encima de mi cabeza. Caballos de Mar nítidos. 


Me llamaron descarada por tomar un mundo que no era mío y reinvertarlo. Me llamaron atrevida por crear con retazos de las noches fundidas. Pero qué más me dará que te quejes. Ya no estás aquí. Ya no te busco. No jugamos al pilla-pilla.


Todas las personas viajamos allí aunque sea una sola vez, pero no siempre somos conscientes. Desde mi regreso como Guardián en Astra, las cosas se han torcido toscas y feas. El árbol Milenario se encuentra marchito y el lago seco. El columpio ha dejado de balancearse entre risas infantiles y el cielo... El espléndido cielo ha caído en trozos como cristales rotos. El lugar ha quedado desértico y lúgubre. Hace días que camino por las Tierras Errantes sin encontrarme por casualidad un rostro el que identificar. Los fuertes vientos han cambiado la arena de lugar y han enterrado las Ruinas de la Memoria.


Hoy os vengo a hablar sobre un lugar muy lejano. Un lugar que pisamos todos sin ser conscientes. Un lugar al alcance desde el cerebrito hasta el pasmarote. Desde el señorito hasta el vagabundo. Un lugar impregnado de "Magia", pero no como tal la conocemos. Un concepto que se entiende pero no se explica.


Dime, Transeúnte, ¿Podré reconstruirlo?





lunes, 23 de enero de 2012

22




Hace unas semanas que vi la película a la que pertenece la escena. No causó en mí lo que, ahora, tiempo después. Esta extraña estimulación de mi cerebro (¿Forma parte de la lógica también el sentir?). Un verdadero "Brain Storm" de sentimientos e ideas. "Sentimientos", por cierto, es una palabra que aborrezco escribir.

Me sorprende gratamente pues yo me encontraba en una apatía casi absoluta, incluyendo la temporada en la que vi la película por primera vez. ¿Esta escena ha rescatado de su letargo a la Pequeña de quince años? Explicado esto, y ya más difícil de comprender incluso para mí, ya que me encuentro en un mar y tormenta de "sentimientos" (cada vez que lo escribo muere una parte de mí), ¿qué es lo que estoy echando de menos exactamente?

¿Lo que nunca será?

Me cuesta organizarme. Apenas escribo por ello. Me atrevo a decir que rozo la improvisación. Una improvisación torpe y estancada. ¿Dónde estáis mis queridas metáforas?

Así que me hallo ahogándome en este oceáno de agridulces recuerdos en el que jugábamos al pilla-pilla alrededor de la mesa de la cocina, tirábamos los cereales, los tetabricks de leche y nos devorábamos el uno al otro con la más tierna y seguridad de que jamás probaríamos otros cuerpos, otros labios. Las horas debajo de la manta en los días de lluvia y buscar un frío roce de pies. Aparecer saltando por tu espalda y pedirte que me llevaras a caballo. La certeza de que era única para ti, y tú para mí. Que habría partes de tu mente y cuerpo que sólo a mí pertenecían. Agarrar con desesperación tu rostro y mirar desde un plano superior entre tus pestañas y acabar el trayecto en un beso en la sien, donde se ubicaba mi reino conquistado. Todo lo que necesitábamos estaba entre nuestros brazos, en tus abrazos de protección.

Yo no necesito quemar ninguna fotografía o estampar la guitarra contra la pared. De nada sirve. Tendría que prender mi cabeza, o mandarla cortar a la guillotina. Cada noche ardo, pero no quiero que vuelvas.
No es a ti a quien extraño, si no, a quien un día fuiste un 22 de Enero.
Los adolescentes tardan en averiguar que "para siempre" es demasiado tiempo.

Déjame recordar lo que es olvidar.