Bienvenido sea el que viaja al Cielo y vive en la Tierra

sábado, 26 de febrero de 2011

Tres, Dos, Uno...

Es increíble la sensación que he experimentado hoy.

Paseando al perro mientras escuchaba música, una canción que me relaja y envuelve particularmente.Acompañado del sol que acariciaba mi piel y el viento jugueteaba con mi pelo caprichoso. En la calle la gente se paraba en las esquinas para charlar, por la buena temperatura. Miraba a mis pies, pensando por un momento que nunca se iban a detener, que no existían obstáculos. Contemplar un cielo aprovechando lo azul del día, fijarse que las nubes dibujaban nebulosas a antojo. 

Sincronizarse con el mundo, captar como su energía fluye en tí, en la música, en las voces de las personas.Ver la vida desde muchas perspectivas, en tercera persona, como en una película.
Sentirse uno con el Todo y la Nada...

Hasta que el animalito empieza a hacer sus cosas en mitad de la calle -"¡Aún no hemos llegado al parque, mierda!" (doble sentido). Entonces el alma vuelve al cuerpo de manera forzada y se interrumpe la conexión.

Pequeños momentos de felicidad que, desgraciadamente, no son apreciados.
Maldito perro.

lunes, 21 de febrero de 2011

Frater

Hace escasos días tuve un sueño, de los muchos que puedo tener en una misma noche, que me llamó la atención. En él conocí a un supuesto hermano menor que yo. Ya tengo 3 hermanos menores, pero todos de edad inferior que el chico desconocido.

No recuerdo mucho de sus facciones, sólo recuerdo su pelo negro y su semblate frío, distante y serio. Yo tenía ansias de verle, pero a los pocos minutos tuvo que retirarse a descansar. Su padre hacía poco que había muerto, un tío nuestro le aconsejó que se acostara. Al parecer compartíamos madre. Nunca sentí tanto afecto fraternal por alguien. Antes de irse, le abracé, pero él no dijo nada. Apenas me miró. Fue bastante triste a la vez que deprimente.

Durante días estuve pensando en ese enigmático chico, fijándome en que tenía más características de amor platónico que de hermano, ciertamente. No te conozco, y ya estoy echándote de menos. Ojalá el destino nos brinde la oportunidad de volver a vernos. Algún día... tal vez en otro sueño.

Echando mano a mis memorias, poco después de este sueño dije "creo que llamaré a mi padre. Le echo de menos, y a mis hermanos." Si tuviera que catalogar al sueño, lo llamaría Martillo. Porque es lo que acaba de hacer: golpearme la cabeza.

Hace tiempo que mi hermano pequeño no me enseña sus coches de juguete. Hace tiempo que no juego con él al balón. Hace tiempo que no le oigo llamarme, a su manera, cambiando las vocales y consonantes de mi nombre.

No quiero volver a abrazar a un niño apático.

lunes, 14 de febrero de 2011

Como tú dices...

 Todos los días es San Valentín.



El Poder de la Intimidación.

Bien, esta noche me dedicaré a exprimir lo que gracias a la escena de una película me ha llevado a una larga reflexión: El miedo y la manipulación.

El Buen Manipulador no negocia, acorrala. Puede presentarse en varias formas, pero no te confíes. Su amabilidad es espejismo. De lo contrario, hará entender que no tienes otra salida y tu colaboración podría ¿suavizar? el entuerto.
-"Si no me dices/ haces lo que quiero, causará tal hecatombe.
¿Qué hacer entonces en dada situación? los débiles (discutible, no voy a juzgar a nadie, pues no voy a dar un ejemplo concreto para profundizar en si merecen o no el sobrenombre) sintiendo que no pueden hacer nada en su defensa, deciden aceptar la oferta ya que... Mejor seguir órdenes y probar suerte a que te jodan directamente.
Claro, que, la máscara de Don Simpático facilita  las cosas. Obtener lo que quiero y largarme u obtener lo que quiero y después causar la hecatombe igualmente.

Esto me recuerda mi forma de vida hace dos o tres años. Por una serie de catastróficas desdichas, estuve un tiempo encerrada en casa, y paulatinamente fui distanciándome de mis amigos. Ellos no tenían culpa realmente de mi estado, quizás yo esperara más atención de la que me dedicaron. Quizás pensé que yo merecía más de lo que dieron. El caso es que dejé de salir con ellos y me propuse hacer unos nuevos. Todo hubiera sido genial, pero había un pequeño problema: Si alguna vez fui tirana, debía coincidir con aquellas fechas. Estaba podrida por dentro, sin humanidad.

Aún recuerdo el vacío efectuado por la neutralidad. No sentir, vivir en el limbo. Sin grandes emociones, penas, ni alegrías. Día tras día lo mismo ¿dirías que lo peor es saber que todo seguiría igual? No, lo peor es no hacer nada para que las cosas cambien. Puede que mi falta de empatía me hiciera olvidar lo que es la humillación y el dolor, y por eso me cebara con el de los demás.

Los de mi edad, al menos, los de mi alrededor y mayoría, carecían de una personalidad fuerte. Yo me dedicaba a analizar y seleccionar a mis presas y voilá,  diversión servida. Algunas veces tenían nivel aceptable, otras veces eran verdaderos póngidos. Me respetaban, y advertí que muchos a los que al principio se atrevían a contradecirme, después de recibir una aniquilación, evitaban las discusiones conmigo. Llegando incluso a una sumisión digna de un líder... O mejor dicho, de un tirano, pues actuaban por intimidación, por miedo al ridículo. Respeto corrupto y del sucio.

Todo estaba bien allá arriba en mi pedestal, donde nadie podía tocarme. ¿Pero, quién era el débil, ellos o yo? ¿Acaso no es de débiles huir de las emociones por miedo al rechazo? Un tirano se hubiera contentado con ello: tenerlos a todos en la palma de la mano. Yo, quería alejarlos de mí, no quería exponerme a la vida real. Luego, después de 12 horas diarias de video consola, cuando la apagas, te das cuenta de que sigues estando sola y que por miedo nadie daría su vida por tí o intentaría hacerte feliz. Osea, el poder que concentras no es más que una Mierda Efímera. Las Revoluciones vienen y van, ¿eh, Luis XVI?

Mi grata sorpresa llegó cuando me estabilicé emocionalmente. Mencioné antes a los nuevos amigos. Bueno, tuve que abandonarlo siendo inocente. No me gustan que hablen de mí y menos si son falacias. Será que el ser humano tiene un olfato exquisito cuando se trata de reconocer cuando YA no eres una amenaza. Yo había dejado mis feas aficiones, había hecho buenos actos y...Me recibió una buena patada en el culo (en realidad me fui yo, equis de, equis de).

Somos capaces de lo mejor y de lo peor. No soy ninguna Rousseau (menudo hipócrita el tío) , no pienso que el hombre sea bueno por naturaleza. Sin embargo, tampoco soy Hobbes. Sólo quería puntualizar lo contradicctoria que pueden resultar las cosas. Acción buena = reacción buena, Acción mala = reacción mala. Esto sería lo normal.

La Navaja de Okham nunca fue lo mío.

miércoles, 9 de febrero de 2011

Qua resurget ex favilla

Y después de dos años, vuelvo a escribir...

Parece mentira que fuera una de mis mayores aficiones, a la que me dedicaba día sí, día también. Hoy, tras un largo letargo, decido al menos intentarlo. Sin  pretender el agrado del lector (exacto, no escribiré sobre romances empalagosos o zombies, que ahora se lleva mucho);  lo considero una buena vía de escape.
Pensándolo, aún no entiendo muy bien por qué dejé de hacerlo. Supongo que exigía demasiado de mí misma y nada de lo que cruzaba casualmente por mi mente, me convencía.

¿El motivo de la temática del blog? Será una chorrada, pero tiene que ver con todo este asunto. Dejé de soñar a la par que escribir, "¿Y qué?". Si era incapaz de tejer una historia, diálogo, relato, monólogo, discurso, o cuento, a lo que yo clasificaba como "ausencia temporal" de imaginación/inspiración, no me extraña que mi subconsciente (guardad la artillería anti-Freuds) también lo sufriera. Hace una semana aproximadamente escribí un cuento, y  vislumbro la mayoría de mis sueños, como antaño. Miento, en realidad, no recordar mis sueños duró un año, pero ocasionalmente mi mente era generosa y me regalaba un viaje hacia Astra (País o lugar de los sueños). Sin embargo, actualmente es desbordante. No hay noche en la que no recuerde aunque sea un atisbo. Unido a mis poderosas ganas de escribir. Sólo puedo decir...¡La puta leche, dos en uno!

No prometo el cielo, no soy Dios para hacerlo. Ni siquiera sé si podré cubrir mis propias expectativas. Ya tengo muchos defectos, no dejaré que la cobardía sea uno de ellos.
Bonanit, Soñadores.