Bien, esta noche me dedicaré a exprimir lo que gracias a la escena de una película me ha llevado a una larga reflexión: El miedo y la manipulación.
El Buen Manipulador no negocia, acorrala. Puede presentarse en varias formas, pero no te confíes. Su amabilidad es espejismo. De lo contrario, hará entender que no tienes otra salida y tu colaboración podría ¿suavizar? el entuerto.
-"Si no me dices/ haces lo que quiero, causará tal hecatombe.
¿Qué hacer entonces en dada situación? los débiles (discutible, no voy a juzgar a nadie, pues no voy a dar un ejemplo concreto para profundizar en si merecen o no el sobrenombre) sintiendo que no pueden hacer nada en su defensa, deciden aceptar la oferta ya que... Mejor seguir órdenes y probar suerte a que te jodan directamente.
Claro, que, la máscara de Don Simpático facilita las cosas. Obtener lo que quiero y largarme u obtener lo que quiero y después causar la hecatombe igualmente.
Esto me recuerda mi forma de vida hace dos o tres años. Por una serie de catastróficas desdichas, estuve un tiempo encerrada en casa, y paulatinamente fui distanciándome de mis amigos. Ellos no tenían culpa realmente de mi estado, quizás yo esperara más atención de la que me dedicaron. Quizás pensé que yo merecía más de lo que dieron. El caso es que dejé de salir con ellos y me propuse hacer unos nuevos. Todo hubiera sido genial, pero había un pequeño problema: Si alguna vez fui tirana, debía coincidir con aquellas fechas. Estaba podrida por dentro, sin humanidad.
Aún recuerdo el vacío efectuado por la neutralidad. No sentir, vivir en el limbo. Sin grandes emociones, penas, ni alegrías. Día tras día lo mismo ¿dirías que lo peor es saber que todo seguiría igual? No, lo peor es no hacer nada para que las cosas cambien. Puede que mi falta de empatía me hiciera olvidar lo que es la humillación y el dolor, y por eso me cebara con el de los demás.
Los de mi edad, al menos, los de mi alrededor y mayoría, carecían de una personalidad fuerte. Yo me dedicaba a analizar y seleccionar a mis presas y voilá, diversión servida. Algunas veces tenían nivel aceptable, otras veces eran verdaderos póngidos. Me respetaban, y advertí que muchos a los que al principio se atrevían a contradecirme, después de recibir una aniquilación, evitaban las discusiones conmigo. Llegando incluso a una sumisión digna de un líder... O mejor dicho, de un tirano, pues actuaban por intimidación, por miedo al ridículo. Respeto corrupto y del sucio.
Todo estaba bien allá arriba en mi pedestal, donde nadie podía tocarme. ¿Pero, quién era el débil, ellos o yo? ¿Acaso no es de débiles huir de las emociones por miedo al rechazo? Un tirano se hubiera contentado con ello: tenerlos a todos en la palma de la mano. Yo, quería alejarlos de mí, no quería exponerme a la vida real. Luego, después de 12 horas diarias de video consola, cuando la apagas, te das cuenta de que sigues estando sola y que por miedo nadie daría su vida por tí o intentaría hacerte feliz. Osea, el poder que concentras no es más que una Mierda Efímera. Las Revoluciones vienen y van, ¿eh, Luis XVI?
Mi grata sorpresa llegó cuando me estabilicé emocionalmente. Mencioné antes a los nuevos amigos. Bueno, tuve que abandonarlo siendo inocente. No me gustan que hablen de mí y menos si son falacias. Será que el ser humano tiene un olfato exquisito cuando se trata de reconocer cuando YA no eres una amenaza. Yo había dejado mis feas aficiones, había hecho buenos actos y...Me recibió una buena patada en el culo (en realidad me fui yo, equis de, equis de).
Somos capaces de lo mejor y de lo peor. No soy ninguna Rousseau (menudo hipócrita el tío) , no pienso que el hombre sea bueno por naturaleza. Sin embargo, tampoco soy Hobbes. Sólo quería puntualizar lo contradicctoria que pueden resultar las cosas. Acción buena = reacción buena, Acción mala = reacción mala. Esto sería lo normal.
La Navaja de Okham nunca fue lo mío.