Bienvenido sea el que viaja al Cielo y vive en la Tierra

martes, 28 de octubre de 2014

miércoles, 22 de octubre de 2014

Suspensivos

En las crueles madrugadas donde impera la soledad,
querría olvidar cómo enterrabas la cara en mi pelo.
En el frío crepúsculo impregnado de nostalgia,
querría olvidar tu sonrisa Chesire brillando en la oscuridad.
Dentro de mi ajado y prostituido corazón,
querría olvidar aquel profundo sueño que brotó del nacimiento
de una estrella.

Y te curaste antes que yo, y eso que decías que me querías como yo no lo hacía.
Sentirse prescindible, toda una experiencia, cuando al punto final no le siguen dos suspensivos.

Y te curaste antes que yo,
cuando yo aún de vez en cuando,
me sigo tocando las heridas.

*

 Después de seis meses, soy libre.

¡Soy libre!


lunes, 6 de octubre de 2014

Nature Girl

Hubo una chica pequeña y azul
que por las noches huía a un lugar lejano,
extraño para la mayoría.
Ojos tristes, sentidos prohibidos.
Pero cuando sonreía, por un instante sabía
y no dudaba:
Lo mejor que puede pasarte,
es amar y ser correspondido.




sábado, 13 de septiembre de 2014

Wet Dog

Tempus fugit, querido. V son los meses que han pasado. Es una triste coincidencia que, sin querer, haya escogido este número para escribirte. ¿Sabes? No sé si alguna vez te lo comenté, pero, no hay nada más triste que escribir una carta sin destinatario. Parece que hemos llegado al fin del final. No te voy a mentir: me siento muy perdida. Aunque comprendo, sin embargo, que es Justicia Poética. 

¿Cuántas veces han de romperme el corazón para ganar mi redención?

No te preocupes, ya no me dueles.
Sólo soy un perro mojado bajo la lluvia.
Quizás, no nos conocíamos del todo.







sábado, 24 de mayo de 2014

Dr Jekyll y Mr Hyde

Recuerdo que en mi último cumpleaños una persona me felicitó diciéndome que yo era una buena persona. Yo, le respondí que aquel era el mejor cumplido que podían hacerme. Desde entonces, puede que dos o tres personas me lo hayan repetido. Esta vez respondí "Al menos lo intento" encogiéndome de hombros.

He tardado demasiado tiempo en darme cuenta de cual era mi mayor defecto. Le tengo verdadero pavor.

Y le tengo verdadero miedo no saber qué hay dentro de mí y cuán delgada es la línea que nos separa, Hyde.



miércoles, 7 de mayo de 2014

martes, 22 de abril de 2014

De un 14 de Febrero.

La historia había comenzado mucho antes de que nosotros mismos lo supiéramos.

Alguna vez me habían preguntado: ¿Y si ya conocemos al amor de nuestra vida, sólo que aún no nos hemos dado cuenta?
Reconozco que he pasado noches pensado en ello.

La primera vez que nos vimos fue cuando teníamos dieciséis años. Tonta de mí, te brindé una conversación escasa en la que parecía que tú te marcabas un monólogo. Tal vez la conversación hubiera sido más fluida si yo aquel día hubiera escogido la camiseta de Death en vez de ese vestido con estampado de flores. Pero yo era tan tímida... Tampoco pensaba que tuviera alguna posibilidad.

Nuestras vidas, en cierto modo paralelas y caprichosas, parecían envueltas en un juego infantil hasta que una noche decidieron encontrarse.
Miradas fundidas, sonrisas indiscretas, una conversación sin fin mientras luchábamos por saber quién era Caperucita y quién el Lobo. Nos probamos, y nuestros labios ya no quisieron más otros sabores. Mis manos ya no querían enterrarse en otro pelo, mis ojos no querían reflejarse en la luz de otros ojos.

Cada día contigo ha sido como una partida de ajedrez, siendo yo tu reina coronada, la más dichosa. Haciéndome volar, sin nave espacial hasta las más hermosas nebulosas. Trayendo contigo a terreno físico mi más ansiado País de los Sueños. Brindándome la más absoluta comprensión, desterrándome los demonios. Siendo la pieza perfecta de mi caótico puzzle, mi armonía complementaria, mi melodía de Debussy o de Listz.

Y adaptando un poco la canción:
"Qué maravilloso es mi mundo, ahora que tú estás en él".

Sólo deseo, que tú, mi Atlas, me sigas sujetando.

Reciclaje.

Todo es distinto con ojos taciturnos.

Un libro viejo puede oler a incienzo y natillas. El frío puede colarse dentro de la ropa. Las nubes hieren en una noche donde los astros azules tiritan tristes allá a lo lejos.

Cuando ahora soy el guante derecho y quiero la mano izquierda.

(Con un pequeño bosquejo de Neruda y Cortázar).