El cirujano se echó atrás en la silla, cogió un cortapapeles y lo mantuvo delicadamente, como un bisturí. Aguardó un momento, reuniendo palabras, eligiendo ésta, descartando aquélla y colocándolas en seguida por un patrón de meticulosa exactitud.
-Sí, puedo operarlo. Si lo hago, usted morirá al cabo de tres meses.
-¿Y de lo contrario?
-Vivirá un poco más y morirá con más dolores.
-¿Cuánto tiempo más?
-Seis meses. Doce como máximo.
-Es una elección dura.
-Tiene que hacerla.
-Lo comprendo.
-Sí, puedo operarlo. Si lo hago, usted morirá al cabo de tres meses.
-¿Y de lo contrario?
-Vivirá un poco más y morirá con más dolores.
-¿Cuánto tiempo más?
-Seis meses. Doce como máximo.
-Es una elección dura.
-Tiene que hacerla.
-Lo comprendo.
Y tú, ¿qué escogerías?
Aferrarse a una vida de dolor o tomar el fácil camino de la muerte... gran cuestión la elegida, además este es aplicable a cualquier ámbito. En mi caso lo aplicaría al amor, (ya sabes que tiendo a lo romántico) atreverse y perder o no jugársela; no se, ciertamente es difícil elegir... aunque sin temor a dudas preferiría vivir más aun con dolor.
ResponderEliminarPdt: Quiero verte e invitarte a birra, mierda. U___U
Has captado absolutamente lo que quería transmitir con el post.
ResponderEliminarYo también, Hev, yo también.