Bienvenido sea el que viaja al Cielo y vive en la Tierra

lunes, 21 de febrero de 2011

Frater

Hace escasos días tuve un sueño, de los muchos que puedo tener en una misma noche, que me llamó la atención. En él conocí a un supuesto hermano menor que yo. Ya tengo 3 hermanos menores, pero todos de edad inferior que el chico desconocido.

No recuerdo mucho de sus facciones, sólo recuerdo su pelo negro y su semblate frío, distante y serio. Yo tenía ansias de verle, pero a los pocos minutos tuvo que retirarse a descansar. Su padre hacía poco que había muerto, un tío nuestro le aconsejó que se acostara. Al parecer compartíamos madre. Nunca sentí tanto afecto fraternal por alguien. Antes de irse, le abracé, pero él no dijo nada. Apenas me miró. Fue bastante triste a la vez que deprimente.

Durante días estuve pensando en ese enigmático chico, fijándome en que tenía más características de amor platónico que de hermano, ciertamente. No te conozco, y ya estoy echándote de menos. Ojalá el destino nos brinde la oportunidad de volver a vernos. Algún día... tal vez en otro sueño.

Echando mano a mis memorias, poco después de este sueño dije "creo que llamaré a mi padre. Le echo de menos, y a mis hermanos." Si tuviera que catalogar al sueño, lo llamaría Martillo. Porque es lo que acaba de hacer: golpearme la cabeza.

Hace tiempo que mi hermano pequeño no me enseña sus coches de juguete. Hace tiempo que no juego con él al balón. Hace tiempo que no le oigo llamarme, a su manera, cambiando las vocales y consonantes de mi nombre.

No quiero volver a abrazar a un niño apático.

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