Bienvenido sea el que viaja al Cielo y vive en la Tierra

lunes, 4 de abril de 2011

Dios ha muerto.

Dios ha muerto. Le maté cuando cuestionó mi inteligencia.
Tras vagas cavilaciones y dedicarme al aristocrático arte de no hacer absolutamente nada, caigo en la cuenta de que si no encuentro la Magia es porque ha elegido un buen escondite. 


-Mi cabeza-


La felicidad excesiva me bloquea, no me deja ser yo. Ergo no pienso, o siento. 
Se le conoce a la ira como un sentimiento negativo y destructivo. En mi caso, doy vida al blog gracias a ella.
Mi ira es creativa, mi autodestrucción un precio bajo.
Supera incluso a la noche de excesos. Alicientada por un " Porque puedo"
Mi reafirmación macabra de la vida y la libertad.
Viva. Lo estoy. Más que nunca. Soy excesivamente feliz en mi desgracia.








 Aquí huele a Satie con Baudelaire en un día de ira desenfrenada.

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