Bienvenido sea el que viaja al Cielo y vive en la Tierra

miércoles, 1 de febrero de 2012

Astra


Colecciono los sueños olvidados de los niños que crecen. Cuando se vuelven adultos y la incredulidad se apodera de ellos, la persistencia renegada sale por la puerta de atrás dejando una estela pestilente. Hedor de alma marchita y putrefacta.


Yo los recojo del suelo justo antes de su caída y le doy vida a través de mi memoria. Alimento el País de Astra, un lugar muy curioso. Me juraron que si dos personas se encuentran allí es que una busca la otra. O que ambos juegan al pilla-pilla. El cielo es blanquecino-rosado-azul-violáceo y hay más de Tres Lunas. Al lado del lago hay un columpio atado a un árbol, el Milenario. Como el halcón. Cruzando las montañas, se encuentran las Tierras Errantes, de paisaje intermitente. Cada persona ve algo distinto. Yo una vez vi el cielo en el mar, y mar en el cielo. El fondo marino encima de mi cabeza. Caballos de Mar nítidos. 


Me llamaron descarada por tomar un mundo que no era mío y reinvertarlo. Me llamaron atrevida por crear con retazos de las noches fundidas. Pero qué más me dará que te quejes. Ya no estás aquí. Ya no te busco. No jugamos al pilla-pilla.


Todas las personas viajamos allí aunque sea una sola vez, pero no siempre somos conscientes. Desde mi regreso como Guardián en Astra, las cosas se han torcido toscas y feas. El árbol Milenario se encuentra marchito y el lago seco. El columpio ha dejado de balancearse entre risas infantiles y el cielo... El espléndido cielo ha caído en trozos como cristales rotos. El lugar ha quedado desértico y lúgubre. Hace días que camino por las Tierras Errantes sin encontrarme por casualidad un rostro el que identificar. Los fuertes vientos han cambiado la arena de lugar y han enterrado las Ruinas de la Memoria.


Hoy os vengo a hablar sobre un lugar muy lejano. Un lugar que pisamos todos sin ser conscientes. Un lugar al alcance desde el cerebrito hasta el pasmarote. Desde el señorito hasta el vagabundo. Un lugar impregnado de "Magia", pero no como tal la conocemos. Un concepto que se entiende pero no se explica.


Dime, Transeúnte, ¿Podré reconstruirlo?





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