¿Por qué no morí aquella noche?
Desperté mareada y con varias agujas clavadas en las venas, vías. Cuando le sonreí a la muerte aprendí que aunque estuviera rodeada de personas, estaba sola. Médicos.
Oh, Pink Floyd, tú nunca me abandonas ni decepcionas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario