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sábado, 27 de octubre de 2012

Semblante de Muerte

De nuevo en el campamento, alcancé el diario en el que escribo desde la marcha de mi hermano. Otra noche en el que el perturbador sueño me visita. Han pasado ya cinco años. Busqué una página en particular y la leí concienzudamente.
"Hace un mes que Álvaro se fue de casa. Papá y mamá me dicen que le han concedido una beca en Suiza y que se ha ido a estudiar allí, pero yo no me lo trago. He empezado a padecer terror nocturno. Por las noches tengo un extraño sueño que no me deja descansar. Me aterra la idea  de dormirme. Llevo cincuenta y dos horas en pie y el café se está acabando...".
Seis meses después. "Ayer pregunté a mis padres cuánto tiempo más estaríamos sin ver a Álvaro. Dicen que en sus cartas recalca que está muy ocupado con los trabajos y proyectos que gracias a Dios tiene la oportunidad de hacer. ¿Es que soy la única que le echa de menos o qué?"
Un año después. "Me estoy matando a estudiar, pero no importa. Tengo que comprender con claridad los planos que encontré en el cuarto de mi hermano. Creo que tienen la respuesta. En ocasiones me siento observada en la casa. Es como si fuera la protagonista de mi propio Show."
"Mañana cumplo diecisiete. Es increíble que hayan transcurrido tres años. Algunos compañeros de clase me han preguntado si quería celebrarlo, pero tengo algo importante que hacer. He fabricado un pequeño satélite. Una serie de ondas está acosando la casa y no provienen de ningún satélite oficial. Nos espían y no sé por qué".

Dejé de leer y lancé con todas mis fuerzas el diario frustrada al suelo.  

-Compañera, ¿se encuentra bien? Esta noche la veo ansiosa. Usted suele presentar un actitud de hielo.-Me devuelve el diario.
 -El cirujano principal, ¿me equivoco?
-En absoluto. Dígame, ¿qué es lo que hay escrito en ese endemoniado libro que  tanto le molesta?
-Lo  escribió una niña que dejó de existir. -Nos hicimos  compañía largo rato en silencio.                     
-Usted no luce como los demás oficiales. -Me observa detenidamente -Usted se encuentra aquí coaccionada, al igual que un servidor. Noto sus miradas despectivas a Steel Panther. Respiro todas sus muecas. Ese energúmeno se contonea como un pavo real, pero no encuentro en su mirada el Semblante de Muerte.
-¿Semblante de Muerte?
-En efecto. Déjeme explicar. Toda persona próxima a la muerte queda marcada con el Semblante de Muerte. Para mi desgracia, como condición de médico, he tenido la desagradable experiencia de ver y reconocer dicha expresión. Por pocos segundos, queda al descubierta la naturaleza del ser humano. La visión más cristalina -Se frota el rostro- En definitiva, aquel hombre es un falso.

Conecté inmediatamente con mi receptor y sentí aprecio y admiración ante sus palabras.

<<Yo era un cirujano de sobrenombre. Tenía mi clínica privada, ganaba mucho dinero. Por entonces, aún no se había encontrado la cura al cáncer y mi mujer cayó enferma. No respondía a la quimioterapia y falleció. Sufrí una crisis de identidad, de posición. Crecí en una familia adinerada. Se me educó con la idea de que debía estudiar en la universidad, convertirme en un hombre de provecho, concentrar más dinero del que podía gastar. La vida me había dejado grandes cantidades de capital que finalmente no me servían para tapar un vacío demasiado grande. Si le digo la verdad, no hubiera seguido adelante si no fuera por mi hija, Clara. Tal vez lo hubiese perdido todo en apuestas o despertándome ebrio en cualquier acera. De esta manera, a los cuarenta años, empecé a valorar que aparte de tener prestigio, una buena casa, un buen coche, salvaba vidas. Cerré la clínica y construí un hospital público. Cuando la crisis mundial empeoró, la sanidad dejó de ser pública. Usted es demasiado joven para conocerlo. Unos años después Ellos me asaltaron, se quedaron con el hospital y capturaron a mi hija...>>

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