Bienvenido sea el que viaja al Cielo y vive en la Tierra

viernes, 2 de noviembre de 2012

Caballos en el Infierno.


Soñé que moría e iba al Cielo (qué cosas, soy atea). Mi visión del Cielo es una torre en una costa tranquila y cálida. Dentro de la torre, varias personas jugaban conmigo a interpretar un rol, estábamos vestidos de diferentes personajes fantásticos. Estábamos haciendo un juego con una carta, que se cayó por una ventana arrastrada por el viento. Me asomé, y la hice levitar hasta mis manos sólo con pensarlo.

De súbito, me hablan mis compañeros (de rol) : Acabas de hacer algo que estaba prohibido.

Yo: ¿El qué?

No me lo dijeron, y ni siquiera se te advertía qué estaba prohibido. El caso es que intuí que no estuvo bien hacer levitar la carta y que "mi magia" estaba censurada.


En la siguiente escena veo un carro negro llevados por los dos caballos con los que solía jugar en aquella playa. Dos caballos marrón oscuro, fuertes y nobles. Un señor viejo y vestido de rojo manipula las riendas. Me monto en el carro y noto como descendemos, y el paisaje se transforma en negro, oscuro, gris, ceniciento. El hombre de rojo ríe estridentemente.


Aterrizamos en el infierno, o lo que se supone que es el infierno. Contemplo mi alrededor. No es lo que esperaba. No había tortura, ni dolor. Sólo que las personas estaban putrefactas, algunas casi en los huesos. Pero no estaba tan mal, tenían hasta sus conciertos. Vuelvo la vista hacia el carro. El hombre desaparece pero mis caballos continúan allí. Los miro. Estaban en descomposición. Murieron hacía muchos años. Empiezo a entenderlo. El castigo del infierno es volver a sufrir los estragos del tiempo. En el Cielo estás muerto, pero no lo parece. No te inmutas. 

En el infierno cada día compruebas como tu cuerpo se hace polvo, desaparecen tus carnes, los músculos... Es saber cada día que estás muerto. Una segunda vejez más aterradora. 
Me miro las manos. Aún siguen bien. Siento pánico.
Me monto en uno de mis caballos-muertos , y lo único que recuerdo es que pensé que no sabía quién era Dios, pero que era muy injusto al condenar conmigo dos animales que eran inocentes.

¿Quién es Dios?

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